¿Una solución para la inflación en la Argentina?
Roberto Frenkel, investigador titular del Cedes, publicó un artículo en el diario La Nación en el cual propuso una estrategia para frenar el aumento sostenido y generalizado de los precios. Conozca cuál es, en este artículo...
Roberto Frenkel, investigador titular del Cedes, publicó un artículo en el diario La Nación en el cual propuso una estrategia para enmendar el aumento sostenido y generalizado de los precios. En esta línea, el también profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, hizo especial hincapié en la injerencia de la “inflación inercial” sobre la economía argentina.
Este subtipo del fenómeno es causado por la misma dinámica de la inflación, por las expectativas inflacionarias. Por ejemplo, en la medida en la que la inflación continua, adquiere intensidad y se convierte en fuerte y persistente. En consecuencia, los trabajadores pedirán una actuación cada vez más rápida para proteger sus ingresos contra la erosión producida por la inflación.
Habiendo explicado ese concepto, podemos pasar a la resolución que propone Frenkel.
La solución de Frenkel
El autor comienza explicando que desde el año 2007, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos fue perdiendo credibilidad. Por esa razón, funcionarios, líderes sindicales y empresarios utilizaron índices producidos por las provincias e índices privados para determinar, entre otras cosas, los aumentos de salario.
“Desde entonces (excepto el año pasado), la tasa promedio de los aumentos de salarios de los trabajadores registrados resulta de la suma de la tasa de inflación pasada (más o menos bien medida) más adicionales, que han sido generalmente mayores que los incrementos de la productividad media de la economía”, explica Frenkel.
Y aunque la recuperación del pasado pico del salario parece justa en la negociación salarial, en realidad no es una buena guía, porque el salario real que se percibirá hasta el nuevo ajuste depende de la inflación futura, no de la pasada.
Por lo tanto, una vez entendido este fenómeno, Frenkel propone que “los efectos nocivos de la indexación pueden superarse mediante una política antiinflacionaria que proponga ajustes menores que la inflación pasada a cambio del compromiso gubernamental de menor inflación en el futuro. Eso es lo que hicieron con éxito, por ejemplo, Chile y Colombia en los años 90″.
Pero para que pueda llevarse a cabo ese tipo de desinflación gradual se requiere, además de condiciones fiscales y monetarias consistentes con la desinflación, que los precios relativos principales estén consistentemente alineados.
En esta dirección, Nery Persichini, economista de Inversor Global, agregó que “el tema de la inflación inercial es una cuestión clave, que afecta mucho la efectividad de cualquier política antiinflacionaria. Creo que la mejor forma de acompañar el proceso es con un shock positivo de confianza y credibilidad en el nuevo Gobierno”.
Por otro lado, Persichini también remarcó que “tiene que haber un compromiso de que se va a moderar el gasto público, que es la principal fuente de exceso de pesos que terminan redundando en inflación”.
Ambos economistas llaman a los próximos líderes políticos y económicos a actuar en consecuencia, con lo cual, se decanta que este Gobierno no podrá solucionar esta problemática. Por lo tanto, Inversor Global le acerca una solución para poner en marcha frente a la inflación con la que todavía vamos a convivir por tiempo indefinido.
Las consecuencias a largo plazo de la inflación en las inversiones
La inflación genera incentivos para anticipar consumo y postergar acciones de ahorro e inversión. También se reduce el horizonte temporal de planificación. La visión de personas y empresas se vuelve cada vez más cortoplacista. “A largo plazo, la ausencia de inversión hace que el stock de capital (infraestructura y bienes de capital) se resienta y no crezca. Esto genera condiciones que ponen en jaque al crecimiento y prolongan la inflación”, destaca Persichini.
En esta línea, explica que al momento de invertir en la Bolsa afloran excusas como “es difícil”, “es sólo para especialistas”, “requiere mucho dinero” y “es una timba”, entre las más comunes. En verdad, ninguna es cierta. Son prejuicios que lo único que hacen es que muchos potenciales inversores se conformen con ser meros ahorristas de dólares cuyo capital pierde frente a la inflación. Con un recibo de sueldo o constancia de ingresos, más 2.000 pesos, cualquiera está en condiciones de invertir.-
Fuente de la Información: www.igdigital.com